lunes, 28 de febrero de 2011

Punto y final (con reservas)

Bonito y significativo día para poner punto y final a aquello que empecé el 29 de marzo del año pasado, mi querido (y necesario) proyecto fin de carrera: "Epidemiología del "repilo de la encina" (Spilocaea quercus-ilicis) en la Casa de Campo de Madrid. El viernes terminé el borrador y hoy, con las correcciones pertinentes (y el repaso final al formato), puedo decir que ya está, que se acabó... con las reservas que me deja el que todavía no tengo fecha para defenderlo. Da igual, el trabajo ya está hecho. El objetivo autoimpuesto de terminarlo antes de que acabara febrero he logrado cumplirlo. 

Once meses en los que he muestreado y trabajado sobre una enfermedad poco conocida, el "repilo de la encina", Spilocaea quercus-ilicis, en la cercana Casa de Campo de Madrid, con lo que ello conlleva. Dieciocho salidas al campo, algunas de ellas en vano cuando te dan una llave que no abre el recinto cerrado al que tienes que acceder (y eso por 2 veces, a la tercera fue la vencida). 86 cantones recorridos. 2.877 pies muestreados y sólo 238 pies afectados; 19 pies georreferenciados, con algunas licencias, para su estudio en años futuros (no seré yo... aunque me gustaría). Tres valientes (o insensatos), Rubén, Dani y Mónica, que se animaron a acompañarme una mañana o el día entero y hacer más llevadera la tarea de contar y estudiar las anárquicas encinas que pueblan el parque. Y muchas horas inventariando, muchas intentando cuadrar los desajustes del excel, muchas perdidas delante del ordenador sin saber cómo continuar un apartado... y contados momentos de lucidez. Bueno, también muchas horas disfrutadas, recorriendo p'arriba y p'abajo la Casa de Campo, descubriendo su historia, familiarizándome con la enfermedad

Muchas cifras... que son también el reflejo de la obsesión que me ha asediado estos últimos meses, los que eran propiamente de redacción... porque veía que lo que podía contar distaba mucho de ocupar el volumen que tenían los proyectos que manejaba como referencia. Las comparaciones, sin criterio, son odiosas... y pueden hacer flaquear más de lo conveniente. El tiempo y un buen tutor, como el que he tenido, vuelve las neuras al cauce del que no tenían que haber salido. Eso y asimilar que lo mío era más un estudio que un proyecto entendido con la definición clásica

En este tiempo me he dado cuenta que no hay peor jefe o tirano que uno mismo: cuando te exiges poco, menos haces, y cuando te exiges y pones plazos, te quitas hasta la ilusión y el disfrutar lo que haces.

Ahora sólo queda dejarse llevar por los trámite burocráticos, presentar las copias, encontrar una fecha... y defenderlo. Un pequeño paso para terminar ocho años y pico de mi vida. Ahí es nada. Y, de momento, sin vértigo.

1 comentario:

Sergio dijo...

Enhorabuena!!!!
Eso de acabar una etapa da un poco de vértigo, pero te aseguro que es lo mejor que te podía pasar en estos momentos, es La Liberación, así, con mayúsculas.
Ahora a pelear y buscarte un hueco en el mundo laboral. Yo confío en ti, que vales mogollón!