martes, 6 de enero de 2009

...vimos una estrella y hemos venido a adorarle...

Con el día de hoy, las Navidades ya se acaban, en fin... lo que se viene encima no es nada... ¿apetecible?... pero bueno, es lo que toca...

Hay quien dice que estos días pasados son de consumo, masificación, excesos... y que mucha gente ni le gustan ni los disfrutan... y a mi me pasa todo lo contrario, cada vez me gustan más.

Me gusta recorrer Madrid de noche, repleto de luces, niños por todas partes, gente riendo... Un poco estresante si ves que te pueden cerrar la tienda y que la gente va lenta-lenta... Me gusta (aunque a veces cueste) pensar, elegir y comprar regalos, pensar cómo lo recibirá la otra persona... Y, aunque antes era poco dado a ello, incluso charlar con el tendero (es lo que tienen los puestos de artesanía, que les gusta dar conversación).

Ayer, por falta de personal, tocó volver a hacer de rey mago (hay veces que haces cosas "por sentirte co-responsable", de esto tenía ganas). Y puestos a elegir, Baltasar. No es que fuera mi favorito (creo que nunca tuve un rey mago favorito), simplemente por evitar una barba que pica más de la cuenta y una gomilla que irrita las orejas...

Es genial la ilusión de los niños cuando te ven al llegar, les saludas y se esconden detrás de sus padres, como están ansiosos por subirse a tus piernas y contarte que han escrito en su carta... hay que ver como te recalcan lo bien que se han portado y que alguna vez han hecho enfadar a sus padres, sólo alguna...

Curioso ver como algunos son conscientes de la "crisis" y te cuentan como algún tío suyo se ha tenido que ir a vivir con ellos y como les incluyen en su carta para pedirle una zapatillas de estar por casa...

Claro, también están los avispados, que empiezan a sospechar, que te negocian la hora de acostarse y de levantarse porque ellos no van a madrugar, que si los regalos van a estar aunque se levanten a las 12:00...

Y luego las fotos: en las que se sube toda la familia, las que te dan al niño y se pone a llorar, las que te dan el niño (apenas un año) y se queda casi dormido sin extrañar a un tipo con la cara pintada, las de los padres que no saben que hacer para que su niño se suba...

No sé que sentirían los reyes, magos o sabios verdaderos cuando se encontraron con el Niño, cuando tras seguir la estrella llegaron por fin al portal y se postraron para adorarle, ni tan poco que tiene que ver esa parte de la historia con que los niños le escriban sus cartas a esos mismos reyes... pero ellos tuvieron la suerte de encontrarse con Él y yo la de mantener y disfrutar de primera mano la ilusión de los niños...

Como decían hoy (y aún a sabiendas de resultar pasteloso), estos días son de ver sonrisas en la cara, pero también en el corazón...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué experiencia más chula y tú ya sabes que siempre que te das a un niño recibes el doble.
Que los sigas haciendo por muchos años porque la ilusión y la sonrisa de un niño es el mejor regalo de la Navidad.

Anónimo dijo...

Madre mia... ¿todavia existe el traje de leopardo?... la verdad es que es una grata experiencia amigo Baltasar (también fui yo, fui yo...) y más grata aún leerte.

La verdad es que la magia de la Navidad es increible y aunque yo este año no me he dejado encantar siempre consigue hacerme olvidar un montón de cosas y empezar el año el 25 de diciembre o el 1 de enero con un montón de nuevos própositos. Y quien diga que sólo sirve para gastar dinero... allá él/ella. Yo, como tu, disfruto con los regalos como si todavía tuviera 10 años... o quizá más, porque los valoras en otra medida.

Enhorabuena Balta,

P.Petrelli