martes, 9 de marzo de 2010

El cuento de la lechera: episodio III

Los días pasan y las entradas no es que abunden, acabar los exámenes no ha supuesto tener mucho más tiempo libre y, el que hay, se lo lleva la vuelta de LOST y los aditivos Layton para la DSi...

A día de hoy, sólo/todavía me quedan 5 asignaturas (febrero me trajo este regalito... entre otros... jeje), ya si que si se cuentan con los dedos de una mano, el final está cerca... esperemos que no se resista llegar a la meta, ahora que se ve más clara...

Hace mucho prometí que hablaría de aquella beca-proyecto que empecé por finales de octubre y que cada pocas semanas llena mi tiempo libre y no tan libre... ahora está próxima a acabarse, no con los resultados esperados, pero me ha abierto la puerta a otro proyecto-beca que me motiva sobremanera.

Estos meses han pasado, becariamente hablando, entre pinos y micorrizas, unos pequeños hongos que crecen en sus raíces y que favorecen su crecimiento... cuando aparecen... que no fue mi caso, pero sí el de la otra chica con la que compartía este apasionante mundo de repetir una y mil veces trabajos de laboratorio. Como decíamos, las 3 primeras veces nos gustaba (nunca en nuestras respectivas carreras habíamos hecho nada parecido) pero cuando se juntaban 7 grupos con hasta 60 repeticiones por grupo en algunos casos... pues la magia se perdía, las horas se hacía eternas sin parar... al menos nos daba la risa tonta...

A pesar de todo, han sido momentos que considero bastante positivos e interesantes, de aprender mientras se trabajaba, con buen ambiente y profesorado majo. Nos ha tocado contar raíces, medir potencial hídricos (unas 7-8 horas por sesión), ir de propio a la escuela para regar 15 minutos, transplantar y sacar plantas para hacerlas añicos, triturar raíces, preparar ensayos de colonización de bacterias (60 placas que hasta 3 veces ha tocado repetirlos, la última hoy... crucemos los dedos)... interesante, pero laborioso... y siempre pendientes de no contaminar las muestras, con alcohol y clorhídrico a cuestas...

Lo dicho, estamos casi para terminar, pero empieza algo nuevo. Como no salieron "mis micorrizas", tenía la posibilidad de volver a repetir todo lo hecho hasta ahora y obtener resultados en marzo del 2011 (que no sé cuando acabaré las asignaturas que me quedan, pero esperar a marzo era mucho esperar), con la ventaja de que ya sabía hacerlo (y también lo pesado que son algunos momentos) o la alternativa de buscar algo con el otro profesor de la asignatura (Patología Vegetal). Prefería la segunda opción y ¡¡hubo suerte!!

El nuevo proyecto-beca va a consistir en recorrer la Casa de Campo de Madrid (al lado de mi barrio) para detectar una enfermedad que se puede dar en la encina y que también tiene el olivo: el repilo. Son 1800 hectáreas pero no asusta tanto... no hay que evaluar encina a encina, sino pasar por todos los cantones y rodales en que está divida la Casa de Campo. Seguro que surgirán anécdotas que contar, con lo peculiar que es este parque forestal urbano y su "fauna". El proyecto formará parte del convenio que tiene la Politécnica con la Comunidad de Madrid, con lo que el inventario, al menos, tiene fecha de entrega (en julio), toca ponerse las pilas... ¡y disfrutarlo!

PD: me está gustando esto de que el cuento de la lechera vaya teniendo un final alternativo... ¡que dure!

1 comentario:

carmen pilar dijo...

Pues mira, te vas a convertir en todo un viajero-campero, con lo que te gusta andar, seguro que lo disfrutas mogollón!