miércoles, 5 de noviembre de 2008

Lost in translation - Perdido en la traducción

Esta tarde estuve en un debate entre seis profesores (tres ateos y tres cristianos) en la Universidad Franciso de Vitoria bajo el sugerente título:
¿Se puede saber que Dios existe?

La propuesta me llegó por parte de un compañero de clase y prometía cuanto menos interesante: una oportunidad de ver y vivir algo de mi fe fuera del círculo habitual y quién sabía si ponerle algo de novedad, aunque fuera en forma de nuevos argumentos... lástima que nos perdimos en la traducción.

Algunos de los profesores eran filosofos (uno del sector ateo y otro del cristiano)... y a eso se dedicarón, a filosofar... su mayor preocupación no fue ceñirse a la pregunta sino a si Parménides (un filósofo griego, del que no había oído hablar nunca pero que debe de ser importante según hablaban... ni idea) se había referido a ser o a es, que la traducción del griego no se había hecho correctamente... ni que fuese portador de la verdad. Os puede parecer de coña, pero de dos horas que ha durado el "debate", una hora al menos han empleado en tan interesante asunto, en diferentes turnos y réplicas, pero no exagero.

Estaba claro que la pregunta no podría tener respuesta sin ser subjetiva, pero de ahí a perdernos con la traducción...

A pesar de todo, se produjeron algunos comentarios que por sí solos permitían abstraerse y darles un par de vueltas, por interesantes...

... saber que una mesa es una mesa es fácil de entender y es algo tangible, al igual que es fácil saber que una madre nos quiere o que sabemos si podemos confiar en un amigo y es intangible... pues con Dios pasa lo mismo, hay quien sabe (o sabemos) que está ahí y no se puede explicar físicamente...

...antes de ponerme yo a buscarle a Él, Él me encontró a mi...

(cuando recuerde alguno más, lo añado)

Os dejo con un fragmento de parte de la "documentación" que nos repartieron...


¿De qué otra manera se puede amenazar a alguién que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.
Jorge Luis Borges

De esta manera poética, Borges hablaba del deseo de infinito de todo hombre, y donde el deseo de infinito puede tener que ver con Dios [...]. Plantearse estas cuestiones es estar vivo, es estar en el camino de la búsqueda. Cada oyente es el único jurado en este debate.


y os lanzo la pregunta:

¿Se puede saber que Dios existe?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi y me aventuro a decir que tambien para ti Dios existe ¿Por qué? Porque nos hemos encontrado con él, como dices tú hemos sentido algo que no podemos explicar con palabras pero lo sentimos. Dios está a nuestro lado y seguimos buscando, seguimos dudando y seguimos preguntando.
Dios existe y creo que no puede haber teoria que lo demuestre, tú eres el único que puede demostrarlo con tu ejemplo de vida. Un besazo enorme Samu.

Samu dijo...

Siiií, totalmente de acuerdo!!

No me preocupa demostrar que existe, no es necesario volverse intregrista ni radical... es simplemente cuestión de receptibilidad y de gracia... y con la vida misma mucho mejor que filosofando o "teologando"...

Y al igual que con los amigos, también tenemos altibajos y sabemos que siguen estando ahí... pues lo mismo con Él...

gracias Virgi por seguir pisando estas baldosas! en compañia siempre más fácil!

Sergio dijo...

En el libro que estoy leyendo (El juego del ángel), el protagonista investiga sobre la religión, y después de leer miles de libros de teología, no encuentra nada. Su mecenas le contesta:

"Quizá parte de su problema es que ha estado usted leyendo a los comentaristas y no a los comentados. Un error habitual pero fatal cuando uno quiere aprender algo útil. No soy devoto de ningún santo, y menos de los que se canonizan a sí mismos o entre ellos. La teoría es la práctica de los impotentes. Mi sugerencia es que se aparte usted de los enciclopedistas y sus reseñas y vaya a las fuentes. Dígame, ¿ha leído usted la Biblia?"

Este diálogo creo que da que pensar. Muchas veces nos perdemos en las traducciones, el las letras que pretenden explicar lo inexplicable, teorizar lo iteorizable, o demostrar lo indemostrable. La fe es simplemente creer. Si uno lee los Evangelios, se da cuenta de que todo es mucho más sencillo de lo que intentan demostrar los teóricos. Creer es ver más allá, es confiar y es amar. En el momento en que intentas atrapar lo inabarcable y explicarlo en forma de palabras, pierde fuerza y pureza.

Así pues, no te preocupes de perderte en la traducción. Creo que las palabras fundamentales, que no necesitan de ninguna traducción son las liguientes:

"Os doy este mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros. Así como yo os he amado, debéis también amaros los unos a los otros."