sábado, 6 de diciembre de 2008

Abetos, abetos,... mmm... abetos

Para financiarnos el viaje de fin de carrera (con todo lo irónico que pueda sonar "fin de carrera") realizamos varias actividades, y una de ellas es la venta de abetos. Muchos profesores nos insisten en que es nuestra primera experiencia laboral "seria", pero muchas veces parece más un "cúmulo de buenas intenciones sin medios ni experiencia".

Algunos ya estáis hartos de oirme con la palabra abetos todo el tiempo en la boca, pero diciembre estará marcado por abetos: turnos de 7 o 10 horas incrustados en una ya de por si "complicada" agenda. Y turnos que incuyen labores de todo tipo: telefonista, transportista, comercial, servicio de reclamaciones... y muchas veces simultaneámente!

Dicen que luego te acuerdas más de esto que del propio viaje en sí... y no me extraña.

Hay momentos de todo tipo: cómicos, relajados, intensos, histéricos, entrañables y, al final... cansados.

Para recordar, de momento, las familias que llegan con sus niños (la más pequeñina con 6 meses, los padres muy contentos con su primera Navidad y con llevarse un abeto de 3 años que dicen que crecerá a la vez que su hija), la gente joven o con "juventud acumulada" que te pregunta y se interesa por todo y les gusta dar conversación, que vienen con calma y sin prisas... No me puedo olvidar tampoco del complicado mundo del GPS, con "iniciativa propia" e ideal para perderse cuando tienes la presión de hacer 8 repartos antes de las 21:30 (ahora lo recuerdo para bien, pero crea un nerviosismo...)

Para olvidar, también de momento, a los snobs que te hacen abrir 5 abetos porque quieren estar seguros de que invierten bien sus 21 euros (el más barato de todos) o que dicen que si te estás riendo de ellos porque uno de los abetos se llama vulgarmente "abeto rojo" (Picea abies) y ellos quieren un abeto verde, la melodía del teléfono que suena cada poco rato ("buenas tardes, abetos montes, digame..."), aguantar las broncas por teléfono y en persona porque no llega su abeto a la hora que ellos quieren (alguno tiene razón, pero es un mal rato...)

Por el momento, prefiero el trato con el cliente de tú a tú... en otra época me hubiera dado pánico, pero ahora puedo decir que incluso lo disfruto.

Ya seguiré contando más anécdotas, que están tiñendo las baldosas amarillas de verde abeto. Hoy me toca hacer noche. Ya no sólo es que vayas a la escuela cuando aún no ha salido el sol y te vuelvas a casa cuando ya hace horas que se fué, sino que también hay que "dormir" en la escuela... tiraremos de pelis varias, ya os contaré.

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