lunes, 22 de diciembre de 2008

Abetos... punto y final.

Y por fin puedo decir, punto y final al concepto “abetos”. Un mes escaso marcado por esta palabra, en ocasiones castrante, en otras divertido y, en el fondo, un trabajo como otro cualquiera, en cierto modo cómodo aunque irrumpa en tu vida casi sin esperarlo. Admiro a quien es capaz de compatibilizar de forma continua estudios con trabajo y encima sigue teniendo tiempo para si mismo. Algunos habéis acabado cansados de oírme hablar continuamente de ello, pero realmente ha marcado mi ritmo de vida durante el último mes… gracias por vuestra paciencia!!

La experiencia ha sido bonita y enriquecedora y no solo en el ámbito económico (no sabemos el balance definitivo, pero más de la mitad de los gastos de Cuba se sufragarán con lo hecho este mes). En este tiempo compartes de manera bastante diferente con la gente con la que te cruzas habitualmente en clase, con esa familiaridad que te da verte durante 6 años (como poco) y compartir clases, prácticas y viajes de lo más variopinto.

Sufrimos las consecuencias de la crisis, la falta de experiencia generalizada en todas las labores que desempeñamos (tardamos casi dos semanas en que se preparasen los repartos de una forma coherente, tanto para los que van en furgoneta como para los que les toca atender a los clientes que quieren saber a que hora exactamente va a llegar su abeto; la lástima que sólo duro 5 días, aprendemos y desaprendemos casi con la misma rapidez), los enfrentamientos con los de forestales (rastreros a más no poder), las idas de pinza de algunos montesinos…

Pero también disfrutamos con las risas nerviosas, las llamadas de teléfono incomprensibles, descargando abetos y poniéndote perdido, plantándolos en jardines o tomando cañas mientras se hace la hora de entregar el último pedido, “jugando” al TETRIS para poder meter los arbolillos en el maletero del coche de turno, haciendo barbacoa y durmiendo en la escuela, sufrir los estragos de la absenta y el ron de patata (ya no tanto en uno mismo como en los que sufren demás…).

Ha sido curiosa la forma de coordinarse 44 personas (sobre todo gracias al esfuerzo continuado de Rodrigo), generalmente con buena disponibilidad, los pocos roces que han surgido... también normal que al llegar el final la cosa se relajase... y aún así, nada que enturbie el recuerdo.

En pocas carreras podrán contar historias como estas, y en pocas también los alumnos se podrán sentir tan respaldados como en Montes (ya no sólo en apoyo logístico, también en moral)

La verdad es que, posiblemente, Cuba no se disfrutaría igual si no fuera por previos como este. Pero eso, será otra historia que ya contaré a la vuelta, allá por el lejano (todavía) abril… mmm…

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